Corren tiempos de cambio para el sector geriátrico y hospitalario, un sector que tiene que adaptarse a la revolución de las redes sociales, a las criticas públicas de los clientes que comparten cada vez más sus opiniones… Un temporal que muchos ven como una oportunidad para diferenciarse. Una buena manera: Apostar por el descanso y más concrétamente, por cuidar la salud con una detallada carta de almohadas. ¡Apoyad la cabeza y a leer!

A TENER EN CUENTA PARA ELEGIR UNA ALMOHADA

1. Posición en la que dormimos. La posición que adoptamos durante nuestro descanso es importante para determinar el nivel de firmeza de la almohada, es decir la altura y el soporte.

2. Constitución corporal que tenemos. Cuando hablamos de escoger una almohada con una firmeza u otra debemos tener en cuenta la constitución que tenemos. Es imprescindible valorar si somos de espalda ancha o estrecha y la distancia de ángulo que existe entre los hombros y la cabeza.

3. Material de confección de la almohada y del colchón. De la misma manera que la posición en que dormimos y la constitución que tenemos determinaran la comodidad que nos aportará una almohada, el relleno que la compone nos aportará la sensación definitiva para conseguir un descanso impecable. Aquí el papel del colchón también es protagonista porque un colchón menos firme necesitará una almohada más baja y uno más firme más alta.

Los rellenos más comunes son la fibra, el látex, viscoelástico y la pluma. Los tres primeros constituyen la mayor parte de almohadas del mercado.

Dolores de cabeza, espalda o problemas cervicales parecen que no tienen nada que ver con cómo y dónde dormimos. Nada más lejos de la realidad. La almohada es el objeto sobre el que recae todo el peso de nuestra cabeza mientras estamos acostados y mantiene recta la columna vertebral porque rellena la concavidad del cuello y relaja la nuca.

Y es que las sobrecargas de trabajo, el uso repetitivo de los músculos o las posturas forzadas de cuello mantenidas por largos períodos de tiempo, son factores que pueden desencadenar las contracturas que durante el día se traducirán en crónicas si no cuidamos la almohada que elegimos. Normalmente, una almohada tiene que sostener la parte posterior del cuello y la parte de atrás de la cabeza. Sin embargo, lo ideal es que cada persona duerma con su propia almohada y que se adapte a su fisionomía.

PREOCUPACIÓN POR EL DESCANSO EN OTROS PAÍSES

En Estados Unidos de hecho (Cuna de las mayores y, en muchos aspectos, mejores cadenas residenciales del mundo), la “guerra de las camas” se desató hace ya muchos años. No sólo el factor cama de repente en la geriatría y hospitales Norteamericanos se convirtió en un llamativo elemento de marketing y calidad de oferta; sino que además la cultura de la buena cama, del buen dormir y descanso, en un hospital o residencia pasó a ser foco de atención prioritaria en la mayoría de las grandes compañías del sector.

Actualmente, prácticamente en la mayoría de hospitales públicos y privados existen formas directas de adquirir las mismas camas y los mismos accesorios disponibles en las unidades geriátricas y hospitalarias. Por todo ello y debido a que el buen sueño es imprescindible para la regeneración cerebral y física en general, la fijación de procesos cognitivos y de memoria, y para la regeneración de procesos mentales en general, os animamos a buscar la mejor almohada para vuestro descanso y para que se convierta en mucho más que una buena consejera.

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